EL EQUILIBRIO DE LA BALANZA
La última película de los
hermanos Cohen le había gustado, pero no entusiasmado como otras. Iba sobre un
pobre cantautor de folk cuya desafortunada vida no termina de arreglarse a
medida que transcurre la historia… Sabía que hay que estar en un estado melancólico
para encontrar la inspiración y desde hace días, cientos de frases inconexas, expresiones
y tramas bombardeaban su cabeza. Llegó a la conclusión de que la primavera le
estaba provocando insomnio y que por eso no conseguía la lucidez suficiente
para sentarse y escribir algo coherente…
De repente, sonó el teléfono y
una voz grave de mujer que lleva fumando Ducados toda la vida, le dijo que la
esperaban el sábado a las 17:00 horas en el hotel Vera Playa para una reunión
urgente con un tal Mr Wilson. Se quedó un poco rara al colgar tras decir que no
faltaría a la cita y preguntar si debía llevar algo aparte de su Curriculum…Conocía
bien la zona ya que de joven trabajaba por los hoteles de Mojácar en verano
para sacarse un dinerillo. Hacía siete meses que había decidido dejarlo todo y
empezar de cero, como si eso fuera fácil de hacer en España, y más aún en estos
momentos de crisis y caos absoluto. Su familia se lo tomó como una
excentricidad más de una mente inestable, sus amigos no se atrevían a decirle
lo que pensaban, ni tan siquiera su mejor amiga pudo evitar que su cara se
transformara en un cuadro Picassiano de la época surrealista…
Necesitaba un cambio de contexto,
un reajuste laboral, una metamorfosis del gusano a mariposa y tenía que ser
entonces o nunca. Es cierto que había sido feliz en el instituto, enseñar le
seguía entusiasmando, pero tenía muy buenos recuerdos de la hostelería, un
sector en el que sabía que podía destacar, sobre todo de cara al público.
Siempre le había encantado organizar eventos, conseguir que la gente se
sintiera a gusto y comunicarse con clientes venidos de todas partes del planeta…eso
era en realidad lo que más le gustaba…
Lo tenía todo planeado: le
dejaría el piso a un amigo que necesitaba urgentemente salir del hogar familiar
y que, sin duda se ocuparía de mantenerlo
en buen estado mientras que ella viviría
de alquiler en una caseta junto al mar. Eso todavía se lo podía permitir y más
si conseguía el puesto de jefa de recepción en el Vera Playa…Sabía que su único
enemigo era la edad pero el manejo de las lenguas era insuperable y fundamental
en un lugar donde alemanes, franceses e ingleses venían a tostarse al sol y a
que les hicieran la pelota.
Soñaba con pasar el otoño de su vida
trabajando y escribiendo en su tiempo libre como había hecho hasta entonces,
pero con el mar como gran diferencia…ese mar que siempre le decía las verdades,
que la miraba a los ojos entre ola y ola para recordarle que la vida es un
eterno vaivén de circunstancias, buenas y malas, pero todas con un significado que
tenía que descifrar, un mensaje
encriptado que la empujaba a seguir sin mirar atrás con la certeza de que todas
las cosas encuentran su sitio adecuado en el momento justo, o no…
Y entonces pensó en Lewyn Davis, el protagonista de la película de
los Cohen. Todo lo que intentaba le salía mal, era como si las circunstancias
se unieran todas a la vez en su contra. Su ex novia tratándole de fracasado, su
padre enfermo, sus amigos hartos de
hacerle favores y de fiarle dinero…sin casa, sin trabajo, en un mundo tan gris
como la letra de sus canciones trasnochadas, pero siempre con esa ilusión de
que algún día alguien les daría una oportunidad a él y a su guitarra…
Y se
acostó pensando en cómo sería Mr Wilson…