8 abr 2014

TAQUILLA 14 ( 10 )

REALIDAD ONÍRICA


Miguel Barnés

Llevaba dos años y cuatro meses sin verlo. Había emprendido un largo viaje a tierras infinitas, y estaba segura de que esta vez no volvería… Todo había sido muy duro desde su ausencia. El mundo había dado un vuelco, su propio ser había tenido que reajustarse a las nuevas circunstancias y lo único que no había sido capaz de quitar todavía eran sus fotos, en casa… Llevaba ya unos seis meses más consciente de su nueva realidad, notando que los recuerdos iban doliendo menos y la memoria ya no pesaba como una losa. Ya le habían dicho que el tiempo lo cura todo, pero en realidad lo que hace el tiempo es difuminar las heridas abiertas, hasta convertirlas en cicatrices mudas.


De repente, en una de esas noches intensas que se aprovechan para compensar la falta de sueño acumulado, lo vio a lo lejos…. pelo corto, esa intensa mirada azul oscuro y una camisa blanca de lino, el aspecto bohemio y desenfadado que siempre la había fascinado… Se acercó, la miró y ella quedó de nuevo presa de esa sonrisa tan sensual…No hizo falta hablar. Se sentaron en una terraza en ese lugar indefinido y él se pidió un cortado…como siempre…No quiso hablar de su viaje y le pidió que lo pusiera al día sobre su nueva vida, sin él…

Entonces, ella empezó a contarle que sus hermanas del alma  se hallaban también en aguas turbulentas que intentaban tornar claras, a su manera… sus amigas de siempre estaban bien, unas más a merced de los caprichos de la vida que otras, sus relaciones familiares podrían ser mejores, su situación laboral seguía intacta en el mejor de los sentidos, y  había brotado a su alrededor un nuevo círculo de amigos que le aportaban cariño, ilusión y alegría cada día…

Y conforme iba contando y dando detalles, se fue dando cuenta de lo relajada que estaba, de cuánto había evolucionado su entorno en este tiempo, y de que se encontraba en paz consigo misma, en un estado de serenidad interior que le permitía profundizar, comprender y compartirlo todo... Sentía que “libertad” no era ya ese concepto teórico que todos quieren alcanzar como un derecho intangible, sino el verdadero placer de ser quien eres, sin más, tú en estado puro, con tus cualidades y defectos, excesos y limitaciones, aciertos y errores…

Él la  había estado escuchando atentamente, fumando plácidamente sus Philip Morris, como cuando lo conoció… Sus manos seguían siendo preciosas al igual que su voz que siempre sosegaba su  personalidad inquieta e insaciable: “Muchacha , estate quieta, que no paras…¿cómo puedes hablar tanto y llevar a tanta gente en ronda a la vez…?”, solía decirle.
Ya había anochecido y le dijo que se alegraba muchísimo de verla bien, que siguiera adelante con sus proyectos y que se permitiera ilusionarse un poquito más, que la ilusión siempre ayuda en los momentos bajos… dijo que volvería a verla de vez en cuando en sus sueños, como esta vez …pero que era hora de marchar…

Mientras se alejaba, ella fue despertando, tranquila, satisfecha con su presente y en paz con su pasado…sin saber si la ilusión volvería o no, pero tampoco le preocupaba...

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