Crónicas gatunas...
Es curioso sentir cómo va acercándose la primavera...algunos almendros ya están en flor y el tiempo está de lo más variable. Esta tarde, a la lluvia le ha dado por jugar al escondite con los truenos y con el sol, que ya no sabe qué hacer para dejarse notar un poco antes de que anochezca. Me encuentro sentada en un rincón privilegiado de mi casa, un balcón acristalado desde el que aún puedo divisar algo de horizonte. Mi gata mira fijamente al cielo deseosa de que el sol se abra paso... La calle está prácticamente vacía, de vez en cuando pasan paraguas abiertos a toda prisa, la verdad es que no hace tarde de paseo...Quien está fuera es porque no tiene más remedio. Desde mi cobijo, no puedo más que sentirme afortunada por todo lo que me rodea.
No paro pensar en Kiev, en lo oprimido que ha debido estar ese pueblo para salir a la calle de esa manera tan brutal y luchar como lo están haciendo, a pesar del frío e independientemente de los bandos que los dividen. Las imágenes tomadas de la mansión del destituido dirigente son una auténtica vergüenza. ¿Cómo se pueden consentir todavía esas diferencias tan abismales entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada...?
Es un hecho irrefutable que a día de hoy todos los países que estuvieron bajo influencia soviética, no acaban de encontrar su "sitio", por muy europeos que sean. Quizás el hecho de ser naciones multi-fronterizas no ayude a resolver ciertos conflictos identitarios, culturales o políticos.Sea por los motivos que sea, no deja de estremecer saber que una parte de Europa se encuentre en conflicto, y que sea tan evidente que allí confluyen tantas circunstancias ajenas a las verdaderas exigencias de los ucranianos, que no está nada claro el devenir de los acontecimientos.
Recordemos que aún quedan algunos meses de frío y que el gas ruso que suministra calor a toda Europa pasa por Ucrania, por poner un ejemplo que explicaría el sigilo que tienen tanto los miembros de la Unión como los rusos en todo este asunto...
El sol parece estar ganando la partida. Mi gata asoma la cabeza atraída por la luz, ajena a todos los conflictos humanos...La observo y comprendo por qué este animal representa al yoga. Es flexible y ágil, sutil y elegante, pero ante todo, sabe disfrutar del instante presente con plenitud, cualquier momento es el adecuado para desconectar y dormirse. Segura, altiva y alerta, sabe que la vida funciona por periodos ondeantes de tranquilidad y sobresalto, que todo lo que tiene puede desaparecer de repente y que hay que disfrutar siempre que se pueda. Hoy somos espectadores pero mañana podemos ser protagonistas tanto de lo bueno como de lo malo. Nada de no utilizar el mantel blanco para que no se manche, nada de esperar y aguardar el momento adecuado. Cada instante es el mejor para avanzar y aprender a vivir...
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