AWA
Nunca antes había oído hablar de
Eutanasia. De hecho, le parecía un "palabro" desafortunado imposible de recordar,
pero en los últimos días lo había escuchado una docena de veces. Sus amigas españolas
se habían empeñado en ver la película “
Mar adentro” y claro, Awa no se iba a negar a ver “una de las mejores películas
del cine español de los últimos tiempos” . Para ser sinceros, no había conocido
nunca a una persona paralizada hasta el punto en el que se encontraba Ramón
Sampedro, ni siquiera sabía de nadie en
situación similar en la capital de su país. En Togo, Awa iba a Dapaong una vez cada dos meses a ayudar a su hermano mayor con la faena. La
trama la enganchó enseguida porque había escenas enteras que no comprendía
bien, digamos que la lengua estaba clara, era el concepto el que no acababa de
pillar…
Llevaba ya tres años en San
Vicente y estaba completamente integrada tanto en el pueblo como en la sociedad
española en general. Quizás le ayudara el hecho de que era una preciosidad, la
belleza de ébano, le decían todos, recordando a Naomi Campbell en sus mejores
tiempos. La animaban a presentarse a castings de moda porque esta niña iba a
llegar lejos seguro… Además, era tan dulce y amable que desde que llegó, nunca
le faltó de nada. Había empezado recogiendo naranjas y ahí estaba ahora, de
coordinadora adjunta en la sede local de Amnistía internacional. Seguro que
ayudaba el hecho de que al poco de llegar la “acogiera” la familia Ramírez: cultos,
generosos y altruistas como los que más…vaya, que cayó en buenas manos…
Awa era una chica agradecida y
aparentemente feliz, y si bien seguía habiendo cosas en el razonamiento de los
europeos que no entendía bien, ella lo achacaba al choque cultural sin más… Sin
embargo, al acabar la película sus amigas se enzarzaron en el eterno debate a favor
y en contra del suicidio asistido. Lo que destacaban era todo el entramado legal, ese hilar tan
fino para que la justicia no pudiera echar por tierra el estudiado plan de
Ramón. ¿ Era el ser humano libre para decidir sobre su propia muerte en
determinadas circunstancias? ¿Habrían actuado ellas de la misma manera que Ramona
Maneiro ?
No pestañeaba, escuchaba los
argumentos de unas y de otras con suma atención, siendo cada vez más consciente
de que el valor del ser humano viene condicionado en gran medida por su
proveniencia ….y entonces desconectó… volvió a su pueblo…allí donde las
familias son muy numerosas por muchos motivos, pero principalmente debido a la
alta tasa de mortalidad infantil. Cuantos más niños nazcan, más sobrevivirán,
se piensa.
Awa creció en un lugar donde el Individuo no tiene tanta importancia
como en Europa. La vida no es un bien tan venerado y la muerte se considera una
circunstancia natural e inevitable, desde luego es mucho mejor aceptada y menos
dramática. Eso no quiere decir que no se sienta o que se quiera menos, pero el
devenir del ser humano se vive de otra manera…Será porque más que vivir, se sobrevive...
Diferentes percepciones que impedían
a Awa profundizar en un tema que en su país ni tan siquiera se plantea por
haber sin duda, otras prioridades de las que ocuparse…
Prefirió no intervenir y seguir
reflexionando sobre las diferencias que nos unen y nos separan, sobre los
distintos enfoques que forman nuestra visión de la existencia en cada rincón del planeta… y seguir aprendiendo...
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