29 ene 2015

DRAGONFLY




                                                        




DRAGONFLY


Trató de acercarse un poco más a la puerta para oír mejor, pero los susurros de sus compañeras resultaban casi imperceptibles. Liam sabía que algo se cocía por los pasillos del almacén y que seguramente despedirían a alguien a no mucho tardar. 
Daniel tenía todas las papeletas dados sus continuos desplantes y muestras de insatisfacción a la hora de trabajar en equipo, o quizás Gwen, cuyos retrasos cada vez hacían más evidente su idilio con etilo. No obstante, sabía que  él también era candidato a marcharse. Nadie le había reprochado nunca nada, y estaba casi convencido de que nadie le había visto travestido. 

El supermercado se encontraba a trece paradas de metro de su casa, con transbordo incluido, lo cual le suponía casi una hora y diez de trayecto, pero merecía la pena ya que su barrio habría podido levantar sospechas.  
Se dedicaba a faenas varias, desde descargar los camiones de mercancía, como a reponer estantes o atender en las cajas. Se trataba de un trabajo sin calentamientos de cabeza que le permitía focalizar su atención en lo que a él realmente le llenaba: diseñar y confeccionar ropa Drag. En las pausas, se metía en internet a hacer pedidos de pedrería o de telas de lo más atrevidas, muchas de las cuales le enviaban desde Mykonos en Grecia, el paraíso de  las reinas de la noche. 
Jamás había llegado tarde al trabajo, ya que al empezar a  las cinco de la mañana, salía del Purples a las 3 y media, y  le sobraba tiempo en casa para pasar de Dragonfly a Liam sin apreturas. Llegaba a casa sobre las dos de la tarde, dormía hasta las nueve y entonces comenzaba su verdadera vida, la que le llenaba de verdad. Dibujar patrones, recortar, coser, arreglarse para salir y entrar triunfalmente en Purples, donde todos lo admiraban…

No se puede decir que tuviera buenos amigos en el trabajo, pero su relación con sus compañeros era cordial. Sin embargo, aquel día, algo le decía que los cuchicheos eran sobre él. Había notado esa mirada esquiva, esa falsa complicidad en la sonrisa que esconde un secreto a voces, sabía que era pasto de las lenguas pero no sabía en qué sentido. ¿Lo despedirían porque sobraba sin más, o porque alguien habría descubierto a Dragonfly ? ¿No despedían a sus compañeras por el simple hecho de haberse quedado embarazadas, con la excusa de que dejarían de ser rentables para la franquicia? Sobraban las palabras y los motivos.
Entonces se abrió la puerta del supervisor: “ Sr Liam O´keffee, ¿sería usted tan amable de dedicarnos unos momentos?


17 ene 2015

OTOÑO








OTOÑO

Otoño gris,triste balada
Lágrimas caen sobre la almohada.
Aires de infancia trastornan la mente,
Recuerdan escenas, sollozos y muerte.

Mirada dura, fría y transparente.
Sin sonrisas o abrazos,
Ni paños calientes.
Donde se oculta el miedo, el corazón se encoge.
El silencio se instala, observa y se esconde.

Gotas de lluvia contra la persiana.
Inocencia rota, confianza herida.
Corazón errante en la gran ciudad,
Sed de cariño, paz y serenidad





RILKE


                                       GADKO


Estaba a punto de abandonar el barco. Nada parecía tener sentido para ella desde hacía ya unos meses. El gasto  de energía era tan fuerte que se quedaba sin fuerzas incluso para razonar convenientemente.  Todo lo que la definía se estaba esfumando, sus gustos, sus ilusiones, sus aficiones…era como si una apisonadora le hubiera pasado por encima de la cabeza y lo hubiera destrozado todo. 

Se trasladó a Rilke con mucha ilusión. Su primo le había dicho que encontraría trabajo seguro en la fábrica de conservas y así fue. A las dos semanas de llegar, ya estaba envasando atún en aceite de oliva. Enseguida se hizo un grupo de compañeras y se adaptó al horario y a las condiciones de trabajo. Por la noche, salían a tomar unas cervezas al único pub de rock que había en el pueblo. Al principio, disfrutaba de todo mucho y se sentía muy afortunada de tener trabajo y amistades, hasta que conoció a Lucio.

Era el típico hombre que sólo se sentía importante en la noche. Llevaba mucho tiempo sin trabajar, pero cobraba una pensión por una supuesto transtorno mental que consiguió  disfrazar a su conveniencia.  Mirada azul penetrante y sonrisa cautivadora, aún sabía decirle a las mujeres exactamente lo que les gusta oir. El problema es que en Gadko, todas conocían ya su canción…excepto Estela. El gato no tardó en cautivar al ratón  y dos meses después ya vivían juntos. Las amigas de Estela le habían dicho que Lucio era un hombre conflictivo, pero quién puede hablarle a una persona ciega de amor?
Al principio, todo era fabuloso, se divertían, todo era fiesta y sexo loco, nada los podía detener, incluso Lucio parecía cambiado y más relajado, pero como siempre en las relaciones, el tiempo hace emerger las debilidades de las personas. Cuanto más se enamoraba Estela, más segura la sentía Lucio. Sabía que lo haría todo por él, incluso olvidarse de si misma…
Salir se convirtió en una obligación en la que él bebía y fumaba sin parar y nunca llegaba la hora de retirarse. A Lucio ya no le seducía volver a casa a una hora razonable para hacer el amor, prefería marcha, marcha y marcha… Siempre que volvían a casa, había malos rollos, porque ella notaba que no podía seguir su ritmo. No le gustaba salir por salir, ni beber, ni fumar porque sí. Añoraba su vida anterior, cuando aprovechaba el tiempo libre a su antojo, ya sea haciendo deporte o quedando con sus amigas para charlar. Desde que estaba con Lucio, ya no existían los domingos por la mañana, y pronto ni tan siquiera los sábados por la mañana porque cada vez había que salir más a menudo y más tiempo.  Lucio era tan absorbente en sus maneras que sigilosamente fue creando en Estela una dependencia de él que la cegaba más cada día…se volvió adicta a él, hasta el punto de que no se daba cuenta de que vivía con un alcohólico, ni de que semana sí, semana también iba a la fábrica a trabajar con gafas se sol que según ella, tapaban las ojeras que tenía últimamente. ..
Entonces fue cuando cerraron la fábrica y Estela reaccionó… el hecho de verse sin ingresos, en aquel pueblo gris le hizo quitarse las gafas y mirar a su alrededor.  Sus amigas poco a poco le habían dado de lado, llevaba casi un año sin ver a su familia y estaba agotada….Lo único que ocupaba su mente era Lucio, y Lucio y siempre Lucio, cómo hacerlo bien para que Lucio me quiera, cómo hacerlo bien para que Lucio no se enfade, cómo decirle a Lucio que tal y cual cosa sin que Lucio lo convierta en drama…

Y tres meses después, Lucio la dejó marchar,a su manera….tras ni se sabe cuántas cervezas…Estela  marchó para siempre una fría madrugada de febrero, casi al despuntar el día, como a él le gustaba…