DÍAS DE MARMOTA...
Volvieron a mirarse en el espejo, pero esta vez no
pudieron evitar reírse a carcajadas. La
verdad es que sus disfraces no tenían desperdicio, sobre todo el de K.. Mira
que vestirte de cafetera, tío, tú estás muy “pillao”... Ahora tocaba quitarse
el maquillaje e irse a la cama…Otra noche de diversión, excesos y desmadre…
A
veces pensaba que tenía que empezar a centrarse, pero entonces llegaba la tarde
y los whassaps bombardeaban su móvil y claro, no podía negarse. La fuerza
de voluntad de la que siempre había hecho gala parecía haberse desvanecido en
el tiempo. Total, estaba de vacaciones y no había que madrugar…Sin embargo
nunca conseguía dormir más de cinco horas seguidas. De repente se desvelaba y
los pensamientos volvían a la acción en su mente, todo se volvía lógico,
racional y demasiado real…
“Disperso” es el adjetivo que utilizaba para describirse en
los últimos meses, cara demacrada, algunos kilos menos, y un despiste
descomunal…nada realmente importante que contar, solo distracciones mentales y
deseos puramente platónicos… Siendo sinceros, disfrutaba de una libertad
condicional que nunca hubiera imaginado. Cada día esperaba que el siguiente fuera
distinto, que pudiera recobrar la serenidad perdida por el camino de las
circunstancias. Pero pasaban las semanas, los meses y las piezas seguían sin
encajar en el puzle.
Dicen que mal de muchos, consuelo de tontos y sí, por qué
no, se sentía un tonto más, una oveja del rebaño siguiendo al pastor del
momento, al la masa deforme e ignorante del entretenimiento vacuo y superficial,
un desastre…
Le quitó varias toallitas desmaquilladoras a su hermana y
poco a poco se fue quitando las capas de pintura metálica que le cubrían el
rostro…cómo podrán las tías llenarse de potingues todos los días, se preguntaba…y
después de lavarse los dientes, se fue a la cama esperando que el día siguiente
fuera diferente, que pudiera recobrar la serenidad perdida por el camino de las
circunstancias…y la noche de después, volvió a irse a la cama esperando que el
día siguiente….
pero... y si llegara la serenidad? K. anhelaría sin duda esos días interminables de sorpresas y risas con gentes diversas y ese misterio que caracteriza a la libertad producida por las circunstancias. Si llegara la serenidad... tendría paz probablemente pero...
ResponderEliminarUn abrazo sereno,
C.