PRIMAVERA CAUTIVA
Hoy empieza la primavera, la de
2020, como todos los años, porque los ciclos naturales no se detienen. Por muy
hartos que estén de esta especie despiadada y tóxica que somos los humanos, por
mucho que estemos contribuyendo a revolucionar todo lo establecido, la ley de
la perfección, los mecanismos universales que nos sobrepasan de lejos, se abren
paso generando vida. Nadie los va a detener, ningún habitante conseguirá que la
vida se detenga, ni tan siquiera las fusiones con uranio más poderosas… la vida
seguirá. Porque no solo estamos vivos nosotros, parecemos haber olvidado que
todo lo natural es vida, un insecto, una semilla, una gota de rocío…todo está
vivo, y por mucho que nosotros desaparezcamos fruto de nuestros más letales
inventos, la naturaleza se abrirá paso a través de sus ciclos y leyes cósmicas.
Y aquí estamos nosotros, la
especie más malcriada del planeta, amenazados, como tantas otras veces en la
historia, por un virus microscópico que ha venido a recordarnos lo vulnerables
e insignificantes que somos…
Hoy empieza la primavera, como
digo, aunque hace décadas que su llegada ha quedado en una fecha concreta del
calendario, porque el clima ha cambiado tanto que apenas recuerdo aquellos años
en los que cada estación hacía honor a la definición que se daba de ella. Ahora
a nadie le sorprende ver almendros floreciendo en enero…
Llevo ya una semana de confinamiento,
aunque muchas personas siguen trabajando para intentar frenar la curva, como se
dice ahora… Este privilegio me está permitiendo reflexionar y hacer
introspección. Me veo desde fuera, me observo, analizo mis reacciones y
pensamientos, aquellas ilusiones y emociones que conforman mi ser, el que ríe,
el que llora, el que ya no entiende nada, el que se ilusiona o se deprime en
función de las circunstancias…
Tanta calma me ayuda a bajar de
las nubes, a darme cuenta de la realidad que me rodea, de quién sí, de quién a
veces, de quién quizás, de quién no…de la posición que ocupan las fichas de mi
tablero, del que yo formo parte en primera persona. Conforme voy acercándome a
la tierra, veo a una niña, chica, tía, mujer, señora…dejémoslo ahí…sola en
apariencia, con la cabeza llena de gatos e ilusiones, sueños por cumplir,
viajes por emprender, aventuras por vivir, pasiones por sentir…pero también de
lágrimas por llorar, personas por olvidar, emociones por entender, conflictos
por resolver, miedos por enfrentar…
En este momento no hay parte que
prevalezca sobre la otra, las dos pesan lo mismo sobre la balanza. Me encuentro
en un estado de neutralidad absoluta, resilente y digna, agradecida a todas las
personas que se están jugando la salud por los demás en estos días distópicos, alerta
ante el devenir de los acontecimientos, apenada por todas las víctimas de la
enfermedad en todas sus modalidades… Vamos encajando las noticias, los sucesos,
las instrucciones, las muertes, las novedades a tal velocidad que ni tan
siquiera somos conscientes de lo que pasa, hemos perdido la noción de lo
establecido, de la frágil estabilidad que constituía nuestras vidas, que le
daba forma y razón de ser…Todo se ha vuelto relativo, se trata de sobrevivir,
de pasar de largo, de que no nos pille, a ser posible, y que si lo hace, que
sea leve y no nos descuadre aún más los esquemas…
Necesito ilusión para vivir, pero
en estos momentos, poco me importa si fulanito me escribe o si benganito se
acuerda de mí o si zutanito me mandará hoy un mensaje…todo ha pasado a segundo
plano, solo las personas que importan de verdad han subido a la superficie.
Ahora solo hay tiempo para lo relevante, para las personas que de verdad están
y estarán ahí porque te quieren desde el alma, sin más y porque sí…Mi ilusión
de hoy es esa paz, esa tranquilidad de saberme parte de muchos tableros de los
que yo formo parte en segunda o tercera persona…qué más da…
¡Qué importa!! Hoy es primavera
de nuevo y todo vuelve a seguir siendo y así seguirá con o sin nosotros
mientras tenga que ser…
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