Así como no se
puede comparar el pescado fresco al congelado o la plaza de San Marcos de
Venecia a una foto de la Plaza de San Marcos de Venecia, lo mismo pasa con las
películas dobladas o en versión original.
¿ Qué sería de “ El viaje a ninguna
parte”, sin el torrente de voz de
Fernando Fernán Gómez o la inolvidable película donde Gracita Morales le decía
aquello de “ ¡el Señorito!” a José Luis López Vázquez? Lo cierto es que nos
resulta difícil imaginárnoslas dobladas al inglés, por ejemplo. Y no se trata
aquí de malmeter contra los actores de doblaje, ni siquiera estoy insinuando aún
que saber más idiomas nos facilitaría la faena, aunque lo piense, pero eso no
lo es todo.
Lo crean o no, prefiero ver una película japonesa en versión
original subtitulada, aunque no entienda ni papa de japonés porque estoy
convencida de que el buen hacer de un actor recae en gran medida sobre su voz . Mi reflexión viene a raíz de la película que vi “El discurso
del rey”, que narra la lucha del padre de la actual reina de Inglaterra contra
su tartamudez. Me pareció muy merecedora de todos los Óscar que se llevó aunque
estoy convencida de no haberla saboreado en todo su esplendor por culpa del
doblaje.
Siendo como es el inglés, una lengua muy jerárquica a nivel social y
monosilábica por excelencia, creo que todas las sutilezas que le confirió Colin
Firth a su papel perdieron calidad en español, sobre todo las técnicas y
métodos de dicción que le enseña el fabuloso Lionel en su particular consulta
de trastornos del lenguaje.
Algo parecido me sucedió con “My Fair Lady”, ese
clásico donde a Audrey Hepburn le
enseñaban a hablar como a una señorita
de clase alta; les recomiendo que la vuelvan a ver en versión original si
quieren disfrutarla el doble…
La ventaja que ofrece el cine sobre la literatura
en este caso, es el apoyo visual por conjugar a la perfección el timbre, tono y
claridad vocal con la imagen, a diferencia de los libros que no te dejan otra
opción que dominar el idioma del libro original que te quieras leer. Hace
tiempo que en algunos países de nuestro entorno, el doblaje ya no se estila y
no debe sorprendernos que el nivel de inglés de sus espectadores haya mejorado
notablemente en los últimos años. Si bien es cierto que al principio cuesta
acostumbrarse a leer subtítulos, poco a poco se acostumbra uno a disfrutar del
cine de otra manera. Anímense, pues, a sentir el placer de lo original, genuino
y auténtico. Les garantizo que no se arrepentirán…
En Grecia, la inmensa mayoría de las películas no se doblan. El motivo es que la lengua griega ocupa en la mayoría de sus palabras un espacio de tiempo mucho mayor que por ejemplo las palabras inglesas, por lo que es prácticamente imposible doblarlas. Este hecho ha provocado el aprendizaje del inglés de modo generalizado a través de las películas no dobladas. ¿Lícito? Completamente.
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